Los optimistas tienen mayores probabilidades de éxito

Cuando este mundo era otro,  a comienzos de 2020  tuve la oportunidad de dar una charla sobre cómo crear nuestra propia marca personal.
Sin duda, el objetivo era dar a conocer qué estrategias de marketing y comunicación teníamos a nuestro alcance para lograr una buena imagen profesional.

Sin embargo, al comenzar a preparar la ponencia, todas las conclusiones me llevaban a que, alcanzar lo que para cada uno es el éxito, no depende de conocer las herramientas (que por supuesto son importantes), sino que sobre todo era nuestra actitud la que condicionaba el camino.

Investigando llegué a una charla TED llamada: "El feliz secreto para trabajar mejor" de Shawn Achor, quien asegura que un cerebro optimista es un 31% más productivo, inteligente y creativo. 

Asimismo, los estudios señalan que sólo un 25% del éxito de una persona está condicionado por su coeficiente intelectual. Ser listo no basta.

Para poder desarrollarte hacia un camino de felicidad y crecimiento profesional es necesario contar con: optimismo, confiar en que tus esfuerzos darán frutos; apoyo social, tener una red de amigos, colegas de profesión y familia, importantísimo para conocer otros puntos de vista, recomendaciones, interacción en todas sus formas...; y por supuesto percibir la presión como un reto de aprendizaje y no como una amenaza. 

En estos momentos de Pandemia, saber que gran parte de la recuperación profesional tiene que ver con nuestro optimismo, suena un poco Naif pero no perdemos nada con intentarlo.

Ser positivos, agradecidos y simpáticos, a la hora de afrontar un nuevo reto profesional, a pesar de los "golpes", de verdad funciona. Es bueno para nosotros a nivel físico y espiritual y genera gran empatía con nuestro entorno.

Últimamente pasamos mucho tiempo solos con nuestros pensamientos, dándole mil vueltas a la cabeza. Haciendo suposiciones de cara al futuro, en definitiva inventándonos cuentos... ¿porqué no le damos la vuelta?
La idea sería que cada vez que un pensamiento apocalíptico sea el argumento de lo que nos contamos, hagamos el esfuerzo de cambiar el guión y asegurarnos un final feliz.

El resto, ya no está en nuestras manos. 

(Vive más feliz el que cree en la magia que aquel que trata de adivinar los trucos)